Significado:

Este refrán significa que en los juegos de naipes existe una regla no escrita, que cuando la carta toca la mesa, ya no puede levantarse. Es decir, que una vez pones ese naipe sobre el tablero ya no puedes arrepentirte más tarde y volver a cogerlo para tirar otra carta diferente que te convenga más, eso deberías haberlo meditado y pensado antes de lanzarla por primera vez. Cuando la carta se coloca sobre la mesa, se vuelve inamovible, lo que significa que ya no se puede retirar ni cambiar de opinión. Es una buena metáfora que nos enseña una valiosa lección sobre la toma de decisiones en la vida.

Cada día de nuestra existencia nos enfrentamos a muchas decisiones de manera constante, algunas pequeñas y otras que pueden cambiar el rumbo de nuestro futuro, y al igual que en el juego de cartas, una vez que tomamos esa elección, no podemos retroceder en el tiempo y elegir de nuevo, la suerte ya está echada. Por lo tanto, es esencial reflexionar y considerar cuidadosamente todas nuestras opciones antes de actuar, y dentro de nuestras posibilidades elegir la baza más inteligente, porque una vez que ponemos nuestra carta sobre la mesa, el porvenir ya está decidido y debemos asumir las consecuencias, sean buenas o malas.

Moraleja:

La enseñanza de este refrán es que debemos ser prudentes antes de tomar una decisión, así como ser responsables y consecuentes con ella una vez que ya la hayamos tomado. Que seamos conscientes de que nuestras acciones y palabras tienen consecuencias duraderas, y que tenemos que pensar bien nuestra mano, ya que al igual que en una partida de cartas, en la vida se barajan muchas situaciones donde no podemos deshacer lo que ya hemos hecho o dicho. De nosotros depende no apresurarnos y razonar con lógica antes de tomar una determinación importante, ya que cada movimiento o jugada puede cambiar el rumbo final del juego.

Cada decisión que tomas y cada palabra que dices, tiene el poder de influir no solo en tu historia y tu economía, sino en tu futuro y en el de los demás, ya que con nuestra elección decidiremos también si ganamos nosotros o el premio se lo llevan otras personas. Debemos ser realistas y saber, que aunque no podemos controlar todas las variables de nuestra existencia, sí tenemos control sobre cómo jugamos con las cartas que nos ha repartido el azar, y con ellas jugar nuestra mejor partida, donde por caprichos del destino en algunas ocasiones ganaremos y en otras perderemos, eso es parte del juego de la vida.

Variantes:

• Carta en la mesa, pesa
• Carta sobre la mesa, queda presa

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